

Centro Apostólico Profético Edificadores del Reino
OSORNO- CHILE

EN EL TIEMPO DE DIOS
Quiero traer, en este estudio, un mensaje a la iglesia en general, que creo va a responder muchas preguntas que a veces, en silencio, le hacemos al Señor.
Aquí vamos a aplicar esta palabra que va a ser o está diseñada tanto para su ministerio como para usted mismo, para su matrimonio, su familia, grandes, pequeños, jóvenes, etc.
(Gálatas 4: 1)= Pero también es niño, en nada difiere del esclavo, (Es decir que, mientras usted no madura, todavía está esclavo de lo que sea que le tenga atado) …aunque es Señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el Padre.
Así también nosotros, (Me gusta esa palabra metafórica; ya se acabó de lo que estaba hablando y ahora está hablando con usted) …cuando éramos niños, estábamos en esclavitud, bajo los rudimentos del mundo. (El problema es que algunos ERAN niños y otros todavía lo son).
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley.
Vemos dos cosas señaladas en estos cuatro versos: 1) Es el tiempo señalado por el Padre. 2) Habla de que hay una tal cosa llamada “El cumplimiento del tiempo”.
Me pregunto: ¿Por qué envió Dios a su Hijo al mundo, en el tiempo en que lo hizo? ¿Por qué no lo envió quinientos años antes? ¿Por qué no lo envió en 1950, en 1970 o ahora mismo?
La Palabra nos dice en Isaías 41 que Él tiene dominio sobre las generaciones y las llama desde el principio. Así que pudo haber enviado a su Hijo en cualquier otro tiempo porque todas las generaciones están determinadas por el consejo pre-determinado de Dios.
Usted dirá: bueno, quizás es porque el mundo estaba totalmente perverso en esos días y era cuando hacía falta que Cristo viniera. Entonces, si esa fuera la respuesta, ¿Por qué no lo envió en el tiempo de Noé? La Palabra dice que en el tiempo de Noé el corazón del hombre era continuamente malo. Tanta fue en aquel tiempo la maldad, que Dios se arrepintió de haber hecho el hombre.
Otros podrán decir, quizás, que hoy es peor que en los días de Noé, entonces, ¿Por qué no lo envió ahora, en el siglo veintiuno? Mire; en aquel tiempo había solamente ocho justos. Es más: no eran ocho, era uno; sólo que por bendición de la autoridad delegada de padre, se salvaron dos o tres malhechores que había por allí. Pero hoy somos más los justos. Así que no puede estar peor hoy que en el tiempo de Noé.
Las encuestas dicen que hoy hay alrededor de doscientos millones de creyentes llenos del Espíritu Santo y otros tantos que todavía no están llenos pero se atreven a llenarse.
La justicia detiene el juicio. Si Abraham y Noé pudieron porque eran justos, detener el juicio sobre su familia y su tierra, ¿Cómo no vamos a poder todos los justos creyentes que habemos en nuestra ciudad, llenos del Espíritu Santo, detener el juicio sobre esta ciudad?
Si el diseño de Dios es reconciliar y restaurar y que nadie se pierda y que todos tengan Vida Eterna, aunque hoy abunde la iniquidad vamos a darle fuerza a este principio; hay algo que todavía está presente que restringe el juicio; se llama la iglesia gloriosa. Vamos a reconciliar el orden divino. ¡Hermano! ¿Y hasta cuando vamos a estar en esa? ¡¡¡Hasta que ganemos!!!
En el tiempo de Noé era peor que en el tiempo de hoy y peor que en el tiempo que vino Cristo. Entonces, ¿Por qué Él no vino en otro tiempo? La única respuesta la encontramos en Gálatas 4, donde dice: el cumplimiento del tiempo.
Vamos a verlo desde otro punto de vista; ¿Por qué usted nació cuando nació? ¿Por qué no nació hoy? ¿Y por qué no nació cuando estaba Cristo? ¿Por qué usted tuvo que nacer ahora?
(Gálatas 41: 4)= ¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama a las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros.
Así que usted no nació cuando nació por casualidad. Usted fue llamado por Dios desde el principio para ser manifestado en este tiempo. Me pregunto yo: ¿Qué vine yo a hacer en este tiempo cuando aparentemente no puedo hacer nada?
Mire: pensar de esta manera, sería insultar a Dios y a su poder administrativo, porque Dios, primeramente, nunca se equivoca y la iglesia o el Reino de Dios siempre esta solución del problema del mundo, y nosotros hemos nacido ahora porque tenemos un equipamiento espiritual, una preparación interna, sea latente o aunque usted no la haya descubierto todavía, y Dios lo preparó precisamente para ser la respuesta o la solución para este tiempo. No importa cual sea la tribulación, usted está equipado para vencerla, porque Dios sabe a quien pone, cuando, donde y por qué; y nunca se equivoca.
Dios NO experimenta. Él no tiene agendas temporales como algunos de nuestros ministerios. Él es el principio, el ARCHE de la Creación. Y tiene un plan eterno. Y nosotros no llegamos a ser por casualidad, sino que fuimos escogidos en Él desde los principios. Cristo fue inmolado desde el fundamento de la tierra.
Efesios dice que nos escogió en Él antes de la fundación del mundo. Pablo aclara que el misterio estaba escondido desde los siglos en Dios. Nos dice en Tito que fuimos llamados con santo llamamiento antes de los tiempos de los siglos. Ahora lo quiere ejecutar a través suyo y mío.
Pero… ¿Por qué nacimos ahora y no en otro tiempo? Vamos a verlo desde otro punto de vista cotidiano. Es un principio el que quiero impartir a su vida en este trabajo, y muy sencillo.
Demasiados creyentes viven en un estado de frustración constante por el tema de saber si están en el tiempo de Dios o no, y la efectividad de lo que usted hace depende de la seguridad que usted tenga de estar en la voluntad de Dios o no. Vale la pena mencionar: No hay cosa que produzca más poder en un creyente que saber que está haciendo lo que Dios quiere que él haga.
Pero todo el mundo se pasa la vida diciendo o pensando: ¿Será o no será? Muchas luchas, debates y contiendas, como creyentes, giran alrededor de esta raíz: ¿Dónde vivo? ¿Dónde trabajo? ¿Con quien me caso? ¿Cuándo me mudo? ¿Me voy de la iglesia o me quedo en la iglesia? ¿Predico o me quedo callado? ¿Doy cien, doy cincuenta o no doy nada? ¿Qué hago?
Como niños espirituales nos preguntamos a veces: ¿Cuál es la descripción del trabajo de Dios? Es decir: vivimos en un estado confundido de: ¿Con qué puedo contar yo de parte de Dios? ¿Qué se supone que Dios haga para mí? Yo sé que Dios sana y prospera, pero la pregunta es: ¿Lo haría Él por mí?
Sabemos que Él sostiene al mundo, eso es parte de su trabajo. Dice que su Palabra sostiene todo lo que es creado. Sabemos que es creador, pero, ¿Qué hay de su voluntad para mi vida? ¿Compro esa casa o no la compro? ¿Invierto en ese nuevo negocio o no invierto nada? ¿Será de Dios? ¿Me caso o no me caso con la hermanita aquella? ¿Y qué pasa con mi llamado? Escuche: tiene el teléfono descolgado, por eso no le suena. ¿Me lanzo al destino de Dios o me quedo en la embarcación un tiempo más?
Como niños espirituales, como nuevos creyentes, este es un cansancio normal. Quizás algunos andan todavía confusos en este tiempo, lo que es un poco triste, pero ya maduros no debe ser esa su batalla. Si usted lleva seis meses o más en el evangelio, debe eliminar algunas de estas preguntas.
A medida que vamos madurando, entramos en una dimensión donde nuestras preguntas deberán ser más inquisitivas, dejando de lado lo personal y pasando a lo corporal para poder ser parte de lo que Dios haga allí.
Sabemos que Dios sana. Él lo ha declarado por su propia boca, está establecido en la Palabra, es parte de su descripción de trabajo. Hemos presenciado sanidades. Sabemos que es parte de la herencia: …Por sus llagas fuimos sanados.
Todo eso lo sabemos. La pregunta, es: ¿Cuándo? Si sabemos que sanas, Señor, pero ¿Cuándo me vas a sacar a MÍ esa molestia que tengo? La pregunta no es si sana o no sana; la pregunta es: ¿Cuándo me vas a sanar a mí?
Sabemos que en la misma vida de Cristo algunos fueron sanados instantáneamente, pero otros no. Otros fueron progresivos. Otros fueron sanados cuando iban caminando. Otros fueron por la obediencia. Aún en el propio ministerio personal de Cristo vemos que hay variaciones en los métodos de sanidad. Entendemos que él sana. El problema es: ¿Cuándo voy a ser sano YO?
Sabemos que Dios liberta; amén. Sabemos que Él es fiel y que no permite que nadie sea tentado más allá de lo que Él mismo puede soportar y que tiene una puerta. ¿Dónde está la puerta? Y que con cada tentación hay un escape; ¡Pero la mitad de la iglesia no escapa!
Entonces la pregunta no es si liberta o no liberta; la pregunta es: ¿Cuándo me libertas a mí? Y si es verdad que libertas, Señor, ¿Por qué siempre parecería como que llegas en el último segundo?
Sin embargo es así. ¿Cuántos saben que Dios siempre llega a las once cincuenta y nueve minutos con cincuenta y nueve segundos, cuando dijo que llegaría a las Doce? Parece que uno debería aprenderse el estilo de Dios y no preocuparse. Cuando usted no se preocupa, desata los tiempos de Dios.
Sabemos que Dios prospera. La Palabra dice en Filipenses que Él suplirá todas mis necesidades. ¡Pero es que tengo muchas! Repetimos la escritura como papagayos. Mucha confesión, mucha bocaza, pero de aquí adentro no sale nada, estamos como vacíos
Así que yo creo que este tema es muy importante porque alrededor de él gira la mayoría de nuestras incógnitas que nos atan de poder entrar en lo que estamos haciendo. Porque mientras nos pasamos todo el tiempo preocupados por estas cosas, que sin ser tonterías, carecen de importancia frente a la obra de Dios, la obra de Dios queda paralizada.
Por eso, Él dice: buscad primeramente el Reino, el señorío mío en tu vida, haz todo lo que yo estoy haciendo y del resto me encargo yo; yo corro con todos los gastos. Muchos no pueden hacer la voluntad de Dios porque están muy ocupados y preocupados corriendo con los gastos…
El tiempo de Dios es un misterio en la vida de muchos creyentes. Para contestar estas y muchas otras preguntas debemos desatar el poder del tiempo de Dios y vivir en el tiempo de Dios. Tres cosas tienen que estar presentes para poder desatar del cielo las bendiciones:
1)= La fe. Marcos 11 dice que cuando usted pida tener fe, tiene que creer que ya la tiene. Es decir: tiene que creer, tiene que tener fe. Esto no es un problema porque todos tenemos una medida de fe. No vivimos por nuestra fe sino a través de la fe del Hijo de Dios.
Esa fe no necesita ayuda, está ahí; cuando usted sabe vivir a través de ella. Suena hermoso, es cierto, pero hay que saber y poder hacerlo. Salir de su fe y entrar en la de Él. Son dos dimensiones totalmente distintas.
2)= Para desatar las bendiciones de Dios en su vida, saber el tiempo de Dios, su voluntad, tiene que entender la voluntad de Dios. Tiene que tener fe y tiene que saber cuál es la voluntad de Dios. No es correcto preguntar si Dios sana. Se equivocó, pregunta errónea; no vuelva a formularla. Sí sana. No pregunte si dios prospera. La computadora le marca “error-error-error”. Ya está en el disco rígido. Ya está en el archivo. Prospera.
Pero cuando el tema es un poco más personal o individual, entonces las cosas no nos llegan tan claras. ¿Con quien tengo que casarme? ¿Quién es la que te tiene de la nuca? ¿Cuántos hijos debo tener? ¿Cuántos hijos puedes mantener?
Pero algunas cosas no son tan obvias, entonces debemos aprender a meditar y a oír la voz de Dios. Esperar a ver si la paz interna rige cada decisión. En la cabeza, en la mente, no hay paz. Nunca busque usted paz en su mente. Allí no hay paz, hay confrontación las veinticuatro horas del día.
So usted se deja llevar por su mente, nunca hace nada. La paz divina es una paz en la que uno dice: “Yo sé que esto no parece ser muy lógico, pero…” ¿Pero qué? Pero usted sabe, que sabe, que sabe y que no sabe como, pero sabe que la cosa, de alguna manera, va a salir bien. No es voluntarismo, es certeza.
3) Usted puede tener toda la fe del mundo y la voluntad de Dios establecida en su vida, pero si no tiene el tercer ingrediente no se manifiesta: El Tiempo de Dios. En este ámbito solamente manda Dios.
Este señorío solamente es de Él. Nadie se lo quita jamás. Cuando Dios quiere, allí está. Cuando Dios llega, pues también allí está. Nunca tarde, nunca temprano, siempre a tiempo, siempre en sU tiempo. El tiempo de Dios es soberano, usted no lo controla. Sólo Él lo desata.
Alguien dijo alguna vez que lo más poderoso que hay en el planeta es una idea para la cual su tiempo ha llegado. Usted puede tener una muy buena idea, que tenga solución para determinada problemática, pero si la introduce antes de tiempo o fuera de tiempo, fracasa. O puede titubear o dudar tanto ante un llamado de Dios que, cuando por fin se anima a salir, ya se cayó el puente y no puede pasar.
(Eclesiastés 3: 1)= Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir y tiempo de edificar; tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar, tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
La implicación es la siguiente: ¿Qué provecho le saca a su afán si su afán está fuera de tiempo? Tenemos que aprender a abrazar el mover presente de Dios, porque si no todo su esfuerzo por entrar en su voluntad será nulo.
Si Dios está presente como varón de guerra y usted quiere entrar como los hippies en tiempos de paz, se equivocó. No entra en la voluntad de Dios por sus propios planes, tiene que abrazar el tiempo presente. Hay tiempos de abundancia y tiempos de escasez. Hay que cosechar en su tiempo lo sembrado. Si lo deja pasar, quedó fuera, fue; no cosecha nada.
Como iglesia tenemos que aprender a consultar:¿Adónde estás, Señor? ¿Qué estás haciendo ahora, Padre? Es como el surf; si usted se coloca delante de una ola, le ola le atropella y lo “desparrama”. Si la deja pasar, tiene que nadar como un demente para pretender alcanzarla. Ahora; si usted se va con la ola, ella le lleva sin esfuerzo suyo.
Al igual que la ola, cuando viene el mover de Dios, se ve; se siente el sonido, el ruido, se percibe en el ámbito espiritual. Pero cuando la ola retrocede, no se oye. Y todo el mundo quiere seguir jugando, divirtiéndose, gozándose y adelantando. Ya se fue.
Hay que esperar el tiempo de otra. Todo lo que sigue, es pura carne. Es que se ha creado una demanda. La gente quiere olas y los hombres, entonces, están comenzando a “fabricar” olas artificiales. Allí es, entonces, donde después comenzarán a derrumbarse ídolos.
Dios se mueve a través de distintos ministerios. Hay tiempos proféticos, tiempos pastorales. Por ahí usted puede decir: ¡Pero es que a mí me encanta como predica usted! Oír eso, en muchas ocasiones, produce una sensación de tremenda tristeza.
¡Hay tiempos de gozo! ¡Hay tiempos de risa! Pero también hay tiempos de corrección. Muy bonito se vería usted, con su hijo, si un día lo está corrigiendo por alguna cosa que no hizo bien y él se le ríe en su rostro porque le toma en broma.
Muy bien; en este momento hay gente en la iglesia que, para mostrar que anda muy bien, se lo pasa riéndose a carcajadas. Oiga: ¡No es tiempo de risa! ¡Dios no se está riendo! Dios está madurando a su cuerpo y el tiempo de maduración no es muy gracioso. Son tiempos de decisiones que afectan vidas eternas.
Yo tengo que abrazar tiempos presentes, usted tiene que abrazar tiempos presentes. Entonces la palabra profética es bienvenida y bendice. Pero cuando usted se “engancha” con este tipo de mensaje, usted se está introduciendo en diferente ámbito.
Entonces no puede tomar lo que recibe acá y ponerlo en práctica allá donde usted está, porque sólo se manifiesta en distintos tiempos espirituales. Lo que usted va a manifestar en un lugar, depende de lo que se haya edificado allí, porque de otro modo, causará división.
Pero el hecho es que hay un mover de Dios y se lo debe abrazar. Entonces viene la pregunta clásica del hermanito dormido o inmaduro: ¿Y como sé la voluntad de Dios? ¿Cómo sé que es lo que está haciendo Dios hoy? Calma; la Biblia dice que por sus frutos los conoceremos, no es así?
Usted no puede ahora salir de su casa e introducir una división en ningún lugar. Porque el poder de Dios se mueve en distintas esferas y en distintos tiempos. Dios levanta iglesias pioneras y otras, después, siguen. Dios siempre empieza con un hombre y una voz. Siempre comienza de manera singular y produce según su especie. Es un principio.
Pero si usted no sabe aprovechar lo que Dios está haciendo, entonces no tiene el poder del tiempo de Dios en su vida. Usted no tiene que venir a la iglesia a adorar a Dios. ¡¡Usted nació par adorar a Dios!!
Si usted depende de venir a la iglesia para adorar a Dios, usted está muuuuy mal. ¡Su vida toda debe ser una adoración a Dios! Tenemos que ir a la iglesia a buscar instrucciones, recibir directivas, órdenes y estrategias, a enterarnos qué está haciendo Dios hoy y luego salir a ejecutarlo. Pero obre con sobriedad, sin urgencias carnales. Si la cabeza de su iglesia es Cristo y el poder que se mueve en ella es del Espíritu Santo, usted no tiene que huir a ninguna parte.
Tenemos que abrazar el tiempo de Dios. No es tiempo de paz. No es un tiempo de pacifistas, ni de alegría o gozo desde el punto de vista emocional, a menos que sea por una victoria manifiesta del Reino de Dios sobre el reino satánico intruso en la tierra. Dios tiene una palabra viva, decretada, activada y creciente para los próximos tres años:Avance Territorial.
Cuando hay una guerra, hay dos clases de soldados: los que van porque son convocados obligatoriamente, entonces no tienen otra salida ni manera de escaparse o evitarlo. Esos viven todo el conflicto escondiéndose miserablemente, aunque saben que los misiles les caen por todas partes. Lloran, se acobardan, se aterrorizan y claman para que alguien los saque de allí lo antes posible.
Y después están los otros, los que dicen: “Y bueno…no era mi intención estar metido en esto, pero ya que tengo que involucrarme, ¡voy a gozarme también con esto! Esos ganan.
Hay cosas que ya están hechas y sólo se reciben. Tenemos que aprender a recibir lo que ya está hecho. Pasivamente. Pero cuidado: pasivamente del lado de afuera, eh? Quietud extrema; batalla interna. Hay violencia, es cierto, pero la violencia se batalla desde una postura de victoria, jamás de derrota.
La voluntad de Dios no es obligatoria. Es como una herencia. El que la deja, quiere que eso que deja sea suyo, pero si usted lo quiere lo toma, y si no, no…
(Ezequiel 44: 15)= Más los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que guardaron el ordenamiento del santuario cuando los hijos de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí. (Número uno: ministrar ante Él) …y delante de mí estarán para ofrecerme la grosura y la sangre, dice Jehová el Señor. (Numero dos: El sacrificio)
Ellos entrarán en mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, (Número tres: Servir a Dios) …y guardarán mis ordenanzas.
Y cuando entren por las puertas del atrio interior, se vestirán vestiduras de lino; no llevarán sobre ellos cosa de lana, cuando ministren en las puertas del atrio interior y dentro de la casa.
Turbantes de lino tendrán sobre sus cabezas, y calzoncillos de lino sobre sus lomos; no se ceñirán cosa que los haga sudar.
El gran secreto es no sudar por lo que ya está hecho. Por fuera tranquilo, casi pasivo; por dentro en permanente presión del Espíritu. ¿No ve nada? Crea. ¿Sigue sin ver nada? Crea más, como si ya lo viera. Y nada de visualización, eh?
Crea fiel y sinceramente, sin ejercitar su mente en nada por sesudo que parezca el consejo que le puedan dar. Pero cuidado: si se desmoraliza y dice: “no va a pasar nada”, está usted habilitando a Satanás para que le asfixie, para que le ahogue y le presione; y entonces, en el mejor de los casos, va a tener que volver a empezar todo de nuevo desde el principio.
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